Señor, en la festividad de Nuestra Madre, María de la Merced,
elevamos nuestras manos hacia ti,
queriendo atrapar con ellas toda la merced
y la humanidad que rezuman las manos de María.
Ella, con las cadenas rotas de las esclavitudes de la humanidad,
convierte nuestras manos en cuencos de agua fresca y liberadora
para todos aquellos que quieren beber la misericordia infinita
que encierra tu costado abierto.
Ella, también pone en nuestras manos,
la luz de la esperanza,
la luz del sentido de la vida,
la luz del Evangelio,
la luz de los creyentes sin complejos,
la luz de los que siembran los caminos del mundo
de consuelo y libertad.
Convierte nuestras manos en pasión de Reino,
en tierra fértil de amor,
en espiga dorada de fecundidad evangélica,
en humanidad nueva.
Que ellas sepan regalar gestos redentores,
tu merced y liberación,
tu gran amor...
Te lo pedimos por la intercesión de María,
la mujer que libera
desde la entrega gratuita e incondicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario